Cuando Don Buto sale a pasear con su nieta, seguro que olvida llevar un cuento en su ojal. Es que con Ebe le alcanza y le sobra para volverse loco, sobre todo cuando llega a la casa de su abuelo prendida del brazo de su amiga Nina. Cuando eso ocurre Don Buto respira hondo, se llena los bolsillos de caramelos y se vuelve todo oídos:
Nina: No sabés qué lindo que es el perro de Julián. Requete lindo...como Julián.
Ebe: Yo vi uno igual por la tele.
Nina: Tiene unos oojitooosss re lindos, re brillantes... como los de Julián.
Ebe: El de la tele los tenía azules.
Nina: Tiene unas manitos re-suavecitas, así deben ser las de Julián ¿no te parece?
Ebe: Los perros no tienen manos.
Nina: Sí tienen, las patas de adelante son las manos de los perros.
Ebe: El que vi en la tele era color gris con manchas blancas, parecía hecho de nieve.
Nina: El de Julián es morocho como Julián.
Ebe: No hay perros morochos nena.
Nina: Sí hay.
Ebe: No hay.
Nina: Sí que hay el de Julián es morocho y con rulitos....como Julián.
Ebe: El de la tele tenía las orejas muy paradas para escuchar lejos porque esos perros cazan para comer.
Nina: El de Julián tiene unas orejitas re chiquititas como las de Julián.
Ebe: Mi mamá me dijo que cuando nacen toman la teta como mi hermanito ¡Qué asco!
Nina: Mi mamá me dijo que puedo invitar a Julián a tomar la leche ¡Qué lindo!
Ebe: ¿Puedo ir yo también?
Nina: No.
Ebe: ¿Por qué?
Nina: Porque no.
Ebe: Por qué no, nena.
Nina: Porqueeeee...porqueee...en mi casa hay poca leche.
Ebe: Ah!... bueno. El perro de la tele tenía la cola larga, larguísima, larguísima, terminada en un vueltita que hacía un círculo.
Nina: Ay síii...el de Julián la tiene re-peludita.
Ebe: Sí ya sé...¡como la de Julián!
Nina: ¡Tonta!
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